Para decir lo que digo necesito:
poner amarillo en lo amarillo
y el tejido con lana en la textura
el pincel cargado de pintura
y color rojo en el rojo de los pinos.
Para entender los sentidos necesito:
poner ojos en la mirada de la gente
y latir junto a latidos que laten simplemente.
Y hablar
con palabras que huelen, gustan, tocan, escuchan, miran,
duelen.
Y conmover
respirando el mismo aire que tantos otros
encendiendo más palabras con sentidos
poniendo el azul en lo azul, el ser en el ser
y el alguien en algún desconocido.
Necesito: poner alfabetos y palabras
para los que no leen, para los que no hablan
asustados por el miedo, la pobreza, el hambre y la ignorancia.
poner amarillo en lo amarillo
y el tejido con lana en la textura
el pincel cargado de pintura
y color rojo en el rojo de los pinos.
Para entender los sentidos necesito:
poner ojos en la mirada de la gente
y latir junto a latidos que laten simplemente.
Y hablar
con palabras que huelen, gustan, tocan, escuchan, miran,
duelen.
Y conmover
respirando el mismo aire que tantos otros
encendiendo más palabras con sentidos
poniendo el azul en lo azul, el ser en el ser
y el alguien en algún desconocido.
Necesito: poner alfabetos y palabras
para los que no leen, para los que no hablan
asustados por el miedo, la pobreza, el hambre y la ignorancia.
Tenía sobre la cabeza un eclipse de sol
Y llevaba a cuestas un par de alas.
En su equipaje un silencio azul
Y en la mano una guirnalda de hojalata.
Mientras los astros giraban a su paso
Ponía en sus bolsillos, la mañana.
Se acostaba allá, en el horizonte,
Escuchando posibles serenatas.
Viajó sobre revistas, diarios y papeles
Entrevistando a gaviotas desoladas
Encontró en los nidos los relojes
Y a los números del tiempo en cabalgatas.
Creyeron que temblaba en sus locuras
De decir por decir lo que pensaba.
Y se fue volando junto a dos palomas
Cuando el eclipse de sol se terminaba.
Y llevaba a cuestas un par de alas.
En su equipaje un silencio azul
Y en la mano una guirnalda de hojalata.
Mientras los astros giraban a su paso
Ponía en sus bolsillos, la mañana.
Se acostaba allá, en el horizonte,
Escuchando posibles serenatas.
Viajó sobre revistas, diarios y papeles
Entrevistando a gaviotas desoladas
Encontró en los nidos los relojes
Y a los números del tiempo en cabalgatas.
Creyeron que temblaba en sus locuras
De decir por decir lo que pensaba.
Y se fue volando junto a dos palomas
Cuando el eclipse de sol se terminaba.
2 comentarios:
33-Soledad de soledades
Descubriendo un mundo nuevo
Repleto de flores blancas
Inmaculado brasero
Que protegerá las almas
De acuíferos y cieno.
Muy bueno Betita.
Me gusta encontrarte
así, simplemente
hilando poesía
con rima asonante.
Un gran beso.
Delsio
Publicar un comentario