sábado, 16 de enero de 2010

Pájaros



Y eclipsa esa luna grande a las estrellas
y los signos tienen sentido en los abecedarios
cuando se hacen marea y savia las ideas.

Turquesa


Espacio de emoción olvidada de violetas
donde la sugestión de la imagen se deshace
donde se enmarca la tarde cuando nace
y se hace luz una luna luna
en la poesía quieta;
y se entrega a la noche su encanto
latiendo en un menguante de poetas.

Claroscuros

Aclara.
Se desconectan las sombras.
Se hace trueno el rumor del lápiz sobre el papel.
Nadie opina ni se persigna.
Los medios no han despertado aún.
Por eso, tal vez, los enteros disfrutamos del silencio.


Si buscas la sombra es porque conoces la fuerza del sol.

Blancos


Envuelta en vueltas
la noche fue golpeada por una luna llena de luna
y un abecedario descamisado
quedó alfabetizando a las ortigas
los altavoces en la cornisa de mi frente
repiten estranguladas oraciones surrealistas
hoy la discriminación submarina
no ha permitido el fusilamiento de peces sin color
pasa un gato arañando la osadía
y envuelta en vueltas
la noche continúa colgada y golpeada por una luna llena de luna
las calles sufren taquicardias
mientras las medias rotas hacen huelgas
y en los hilos de las terrazas
hay alguien tipeando ausencias en los mapas
que desfilan en pasarelas sin límites
sin fronteras
pero llenos de luna llena.

Marrones

Quiero ser lo cóncavo de tu cuerpo convexo
El lado derecho que acompaña a tu izquierdo
Tu mano vacía que toma mi mano y la llena de besos
Tu pie , tu cadera que hunde los pasos dejando unos huecos
Tu risa tan honda , tu boca profunda
Y unir sin fronteras
Tu espacio y mi espacio
Diciéndote amor
con sólo un abrazo

Naranjas

Para decir lo que digo necesito:
poner amarillo en lo amarillo
y el tejido con lana en la textura
el pincel cargado de pintura
y color rojo en el rojo de los pinos.
Para entender los sentidos necesito:
poner ojos en la mirada de la gente
y latir junto a latidos que laten simplemente.
Y hablar
con palabras que huelen, gustan, tocan, escuchan, miran,
duelen.
Y conmover
respirando el mismo aire que tantos otros
encendiendo más palabras con sentidos
poniendo el azul en lo azul, el ser en el ser
y el alguien en algún desconocido.
Necesito: poner alfabetos y palabras
para los que no leen, para los que no hablan
asustados por el miedo, la pobreza, el hambre y la ignorancia.


Tenía sobre la cabeza un eclipse de sol
Y llevaba a cuestas un par de alas.
En su equipaje un silencio azul
Y en la mano una guirnalda de hojalata.
Mientras los astros giraban a su paso
Ponía en sus bolsillos, la mañana.
Se acostaba allá, en el horizonte,
Escuchando posibles serenatas.
Viajó sobre revistas, diarios y papeles
Entrevistando a gaviotas desoladas
Encontró en los nidos los relojes
Y a los números del tiempo en cabalgatas.
Creyeron que temblaba en sus locuras
De decir por decir lo que pensaba.
Y se fue volando junto a dos palomas
Cuando el eclipse de sol se terminaba.

Violetas



Espacio de emoción olvidada de violetas
donde la sugestión de la imagen se deshace
donde se enmarca la tarde cuando nace
y se hace luz una luna luna
en la poesía quieta;
y se entrega a la noche su encanto
latiendo en un menguante de poetas.


Azules


La vorágine horizontal de tu paisaje
desobedece las órdenes de las neuronas arrestadas
por llevarse sin permiso los colores del recuerdo.
Mientras tu costado vertical ha quedado libre de culpas
y se ha entrenado en chuparse todo el aire
para oxigenar las memorias de la tierra.
Soy incapaz de dibujarte, así tan de improviso.
Y ver partes de tus partes quebradas con la mirada quieta.
Estás tan lejano que no puedo ver los colores de la tierra que pisas, que desgarras, que deshaces, que siembras y que aprietas.
Y al acercarme siento que muerdes el ocaso
para marcar con tus dientes tu presencia.
Y ahora sos azul y estás tan cerca.

Verdes

Sólo pienso en la única esperanza,
esa que crece como gramilla.
Ésa, que se enreda en los alambrados,
que cuelga y se descuelga
valseando entre la púas.
Imitando a las camelias

Se comió la luna,
una imagen mental
y un libro de lecturas.
Pudo decir sin palabras sus recuerdos
y conectó sus manos a la paciencia de la espuma.
Saltó feliz en una calle arada por cangrejos
y pulió con azúcar las nostalgias.
Entonces sacudiendo la ternura,
masticó los verdes de las siembras
y saludó con un adiós sin importancia.

Espero que lluevan cajas de sibilas, de Pandoras ciegas
Que lluevan palabras encerradas en gotas de menta
Para entender a la luna menguante que en mi mente su cuarto refleja.
Y acercarme a los siglos que el invierno resume en mi puerta
Y cuidarte sin celos, sin ponerte rejas.
Y sentir que se enciende la tarde, esa tarde empujada, tan cierta y perfecta.
Espero que sujeten tus manos dobladillos tejidos de seda
Para entender el camino que tus pasos dibujan, modelan
Y acariciar muy despacio esa voz que almidona y te puebla.
Y tirar unos besos enamorándome loca de las pocas certezas.
Y mirarte y mirarme sospechando de la primavera.
Para entender acaso la geografía que mi cintura aprieta y mi boca anhela.
Y decir como entonces que respiro el aire con las humaredas
Tapándome un poco con vientos que vuelan
Para olvidarme, es cierto, que tienes tan solo la palabra “ nuestra”
Y es que así, que subiré con mi luna y mi mar a la cuesta
Atrapando, sin ningún reproche, el lugar de tu almohada como una evidencia.
Para entender tu huída entre aquellos peces que van con la siega.
Y así aprender que sólo mengua la luna cuando el faro se escapa en estrellas.
Escúchame un poco y si alguna sibila es tu centinela,
Tan sólo responde con palabras en gotas de menta:
Para que no duelan, aunque sean huecas, para que no duelan.



La esperanza lo miró a los ojos . Entonces, él entendió: ella jamás habitó en el fondo de una caja, pues siempre estuvo en su mirada.