Quiero decirte lo que fue la prisión,
Y llevarte despacio a esas rejas que ataron quimeras.
Vino él, vino ella, vino un primo
con mil lentejuelas.
No hay visitas en tiempos de guerras.
Y al andar entre botas, recordé madreselvas.
Y volvieron olores, recuerdos de vientos, de aires
de lunas gallegas.
Quiero que entres al lugar que encerró
tantas noches serenas.
Al lugar que guardó en cofrecitos de latas:
botones, hebillas y una gran cigarrera.
Quiero hundir en tu mente mi mente cercada,
atada a las rejas.
Para que conozcas las llaves, candados,
camisas de lana y alguna etiqueta.
La sospecha, el silencio, picazones de años
me comieron las ganas de apretarte en mis brazos
y calentarte con mi vieja campera.
No hay visitas, ni caricias en tiempos de guerras.